No puedo decir que soy la más grande fan de radiohead o que me sé de “pe” a “pa” todas sus canciones, pero sí la mayoría, sin embargo me encanta, su música me hace vibrar por dentro y por fuera, marcaron épocas importantes de mi vida y admiro su crecimiento musical.
Puedo decir que fue un gran concierto, que muchos nos quedamos con ganas de más, que se vieron fríos pero no soberbios, son ingleses. Mientras que el público sigue estando lleno de poses, de gente que está allí por mera coincidencia, porque es un evento “importante”, de gente inculta en cuanto conciertos. ¿Por qué lo digo?
Empezaré de manera cronológica, al ir rumbo al concierto me encontré con un tipo X, que le comentó a una amiga que se dirigía a ver a un grupo llamado radio-jed, al cual apenas conocía, pero lo habían invitado. Muchos fans o por lo menos personas que sí conocen al grupo y su música, se quedaron sin boletos y personas como estas iban a estar allí.
Ya estando en la pista en espera del concierto, como en otras ocasiones, me tocó ver a muchos niños cuya economía les permite estar en este y otros eventos, aunque ni siquiera tengan el menor interés cultural y mucho menos musical de lo que se va a presentar.
Ahora, pasando a la cultura de los conciertos, si uno va a ver a un grupo musical, es porque le gusta lo que producen, porque sabe que ofrecen un buen espectáculo y cuando esté la presentación sin duda pondrá atención. Esto implica que sus cinco sentidos se dejaran llevar por la música, las luces, etc., o no? Y aunque fueras a un festival, en donde se presenten más de tres bandas, por respeto al trabajo de los demás escuchas o te callas para que los demás lo disfruten. Sin embargo, esto no es así, alguien definió muy bien, a mi parecer, el concepto de estar en un concierto; es como estar en el cine, vas a ver la película y respetas a los demás callándote.
Pero no, en la práctica no es así, pude ver unas tipas arreglando sus broncas personales en voz muy alta, en medio del concierto, por qué no mejor se van a un Vips a tomar un café y allí arreglan sus broncas o malos entendidos. Seguramente hasta ellas se podrán escuchar mejor.
No faltan las “fanáticas” o “grupies”, que morirían por tener en sus brazos al vocalista de la banda, en este caso el señor que me hace ojitos, Thom Yorke. Y es tanta la euforia de presenciar en vivo al músico, tanto esperó por escuchar su música, que se la pasa gritando cual gata en celo. Me pregunto; si llevo muchos años de espera para tenerlos en vivo, por qué no los voy a escuchar, por qué me voy a desgañitar proclamándole mi amor si estoy a decenas de metros de distancia? Y por qué no voy a respetar que los demás quieren disfrutar las rolas del grupo, no fue a oir los gritos de cuanta pseudo fan se encuentre allí.
La evolución ha ido de la mano de radiohead, de tocar un cover llamado “Creep” en su momento considerado un one hit wonder, pasaron a ser uno de los grupos más propositivos y alternativos de las dos últimas décadas. Por eso, aunque en el 94 pisaron Ojo de Agua, Estado de México, hoy es como si fuera la primera vez que se presentaran en este país. Los estábamos esperando.
Y nos dieron un gran espectáculo, se la rifaron, Jonny Greenwood se dejó llevar por las siete cuerdas regresando al rock rudimentario, Yorke expulsó su voz a los cuatro puntos del foro, tres lustros se repasaron en 170 minutos. Quizá las cosas que se digan ya se habían oído, es muy difícil explicar cómo la música va más allá de lo físico, de querer congelar ese momento, lo único que puedo decir es gracias Radiohead.